domingo, 5 de febrero de 2012

ERAN LAS 3.5 ADOLFO CASTAÑÓN

Por Roberto López Moreno

Eran las 3.5 ascensiones de Richter;

vinieron a informar a la ciudadanía

que el poeta había muerto.

¿Cómo decírselo ahora a sus poemas?,

¿cómo decirle al aire en el que vuela?,

¿cómo al agua?,

tienes razón Adolfo, ¿cómo?

Tú me presentaste con él, ¿te acuerdas?,

Casa de los Azulejos: “el es Roberto López...”

y yo tendí mi mano hacia el centro en combustión

de mis blasfemias.

Una cosa es hablar de la llama

y otra hablarle a la llama.

“El es Roberto López...” y la calle Madero

fue colibrí nocturno de mi anfracto calendario.

Eran las 3.5 de Richter, Adolfo Castañón,

unas horas antes

la llama de Mixcoac se había elevado sobre el valle,

se había hecho aire de abril,

sur de domingo,

y nosotros pupila absorta frente a la transparencia.

Eran las 3.5

y era la eternidad que nos rozaba.

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